¿Cuáles son los alimentos que afectan a su estado de ánimo?
Chocolate negro
El chocolate negro ha sido una parte divertida de mis aventuras culinarias, especialmente a medida que he ido aprendiendo más sobre cómo afecta a mi estado de ánimo. Esta delicia está repleta de flavonoides, lo que la convierte en algo más que un alimento reconfortante: puede mejorar tu estado de ánimo. Los flavonoides son antioxidantes que hacen que la sangre del cerebro circule mejor, lo que mejora la salud mental y la función cerebral. Cuando visité a chocolateros artesanos, siempre me di cuenta de que ponían mucho énfasis en la calidad de las habas de cacao, lo que tiene un gran efecto en el contenido de flavonoides.
Una de las cosas que nunca olvidaré fue una pequeña clase de chocolate en Barcelona. En su charla, el pastelero habló de cómo los procesos de fermentación y tostado cambian la cantidad de feniletilamina y precursores de la serotonina en el chocolate. La feniletilamina, a veces llamada la «sustancia química del amor», puede hacerte sentir bien y feliz. Vi que distintas mezclas de chocolate, en función de la cantidad de cacao que contenían, tenían distintas cantidades de estas sustancias químicas, que tenían distintos efectos sobre el estado de ánimo.
Otra cosa interesante del chocolate negro es que contiene teobromina, que es un estimulante como la cafeína, pero no tan fuerte. Esta sustancia química puede darte un ligero subidón de energía y felicidad. Sé que a mí me pasó después de comer un trozo de buen chocolate negro. Cuando hablamos de esto con nuestros amigos, todos nos sentimos mejor y más alerta, lo que apoya la idea de que el chocolate realmente puede hacerte sentir mejor.
Pescado graso
Cuando viajaba por la costa española, me gustaba mucho la comida, sobre todo la que contenía mucho pescado graso, como el salmón y la caballa. Los ácidos grasos omega-3, que se encuentran en grandes cantidades en estos pescados, son buenos para tu salud mental. Los omega-3, sobre todo el EPA y el DHA, ayudan a mantener fluidas las membranas de las células cerebrales, lo que facilita que las sinapsis hablen entre sí.
Los chefs locales me enseñaron en una excursión culinaria a cocinar los pescados grasos de forma tradicional para mantener sus beneficios para la salud. Para conservar los ácidos grasos importantes, dijeron que se cocinara a la plancha o al vapor en vez de frito. Este método encaja con las investigaciones que demuestran que los omega-3 pueden aumentar la producción de serotonina, una sustancia química que ayuda a controlar el estado de ánimo. Me pareció interesante que los métodos de cocción tradicionales no sólo tuvieran que ver con el sabor, sino también con el mantenimiento de las propiedades saludables de los alimentos.
Un interesante estudio de caso de un proyecto sanitario de Bilbao demostró que comer pescado graso con regularidad puede ser beneficioso para la salud. Las personas que participaron dijeron que sus problemas de humor mejoraron después de comer más pescado graso. Este comentario personal se hizo eco de lo que he visto y oído a otras personas con las que he comido. Añadir estos pescados a mi dieta ha supuesto una gran diferencia en mi energía y felicidad, así que siempre los tengo en mi cocina.
Bayas
Las bayas han sido una gran adición a mi dieta, tanto porque saben bien como porque me hacen sentir mejor. Estas frutas contienen muchas vitaminas, sobre todo flavonoides, que se sabe que son buenos para la salud del cerebro. Recuerdo que fui a una granja de bayas en el País Vasco y aprendí sobre los distintos tipos de bayas y cómo pueden ayudar a la salud. Los arándanos, por ejemplo, tienen muchos antioxidantes que pueden ayudar a combatir el estrés oxidativo, que está relacionado con problemas del estado de ánimo.
Durante un evento de recogida de bayas, el dueño de la granja habló de cómo comer bayas con regularidad puede ayudar a mantener la mente despejada y el estado de ánimo estable. Esto encaja con las investigaciones que afirman que los antioxidantes de las bayas pueden ayudar a reducir la inflamación del cerebro, relacionada con los cambios de humor y la tristeza. Para mí, las bayas frescas han sido una forma fácil pero eficaz de mejorar mi estado de ánimo. Me gusta comerlas en batidos, ensaladas y como tentempié.
A algunas personas que acudieron a un retiro de salud local se les dijo que comieran muchas bayas frescas, lo que hizo que el estudio de caso destacara. Después de sólo unas semanas, el programa decía que el estado de ánimo y la función cerebral de los miembros habían mejorado mucho. Esta experiencia práctica me ayudó a comprender mejor cómo afecta la alimentación a la salud mental, y ahora me aseguro de comer bayas todos los días. Se pueden utilizar tanto en platos dulces como salados, lo que las convierte en un complemento sencillo y sabroso para cualquier dieta.
Semillas y frutos secos
Añadir frutos secos y semillas a mis comidas diarias ha cambiado mi forma de pensar sobre cómo afectan a mi estado de ánimo y a mi salud en general. Estos alimentos son muy buenos para la salud porque contienen muchas grasas saludables, proteínas y vitaminas que el cerebro necesita. Empecé a interesarme por los frutos secos y las semillas cuando fui a una granja ecológica en Andalucía. Allí aprendí a cultivar diferentes frutos secos, como almendras y nueces, y semillas, como chía y linaza, y lo saludables que son.
Los frutos secos y las semillas, sobre todo las nueces y las semillas de lino, tienen muchos ácidos grasos omega-3, que es una de sus mejores cualidades. Los omega-3 son muy importantes para mantener sanas las células cerebrales y facilitar que las neuronas se comuniquen entre sí. El anfitrión de la granja me dijo que estos nutrientes podrían ayudar a reducir la inflamación cerebral, que suele estar relacionada con problemas de ánimo. Esta información me impactó porque había leído que una dieta rica en omega-3 puede ayudar a mantener las emociones bajo control y el cerebro funcionando bien.
El magnesio es otro elemento útil que puedes encontrar en los frutos secos y las semillas. Los minerales son muy importantes para el sistema nervioso porque ayudan a mantener bajo control los niveles de estrés y relajan el cuerpo de forma natural. Recuerdo que hablé con un nutricionista que me recalcó lo importante que es el magnesio para las personas que sufren preocupaciones. Desde que me di cuenta de esto, intenté comer más alimentos ricos en magnesio, como semillas de calabaza y frutos secos. La gente notaba la diferencia: me sentía más tranquila y relajada, sobre todo en momentos de preocupación.
Los frutos secos y las semillas también son grandes fuentes de proteínas y fibra, que ayudan a mantener estables los niveles de azúcar en sangre. Mantener estable el nivel de azúcar en sangre es muy importante porque los cambios de azúcar en sangre pueden provocar cambios de humor y enfado. Este conocimiento me resultó especialmente útil durante un taller sobre alimentación basada en plantas en el que los chefs mostraron cómo utilizar los frutos secos y las semillas en batidos, ensaladas y productos horneados, entre otras cosas. Cuando comía estos alimentos, mi nivel de energía se mantenía más estable y mi estado de ánimo no cambiaba tanto a lo largo del día.
Un grupo de personas que participó en un programa de nutrición destinado a mejorar su salud mental a través de la alimentación constituyó un interesante estudio de caso. A los participantes en el programa se les dijo que comieran frutos secos y semillas todos los días. Al cabo de unas semanas, afirmaron que su estado de ánimo y su salud general habían mejorado mucho. Esto reforzó mis propias experiencias y demostró lo importantes que son estas cosas para la salud mental. Añadir frutos secos y semillas a mi dieta no sólo ha hecho que mi comida sepa mejor, sino que también ha ayudado a mi salud mental y emocional de forma real.
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